domingo, 10 de abril de 2011

La Imposibilidad por Aníbal Urieta


Los seres humanos trabajamos siempre en base a un marco de referencia conocido, sin este marco de referencia no podemos saber que buscamos, que perseguimos o que anhelamos. Gran parte de nuestra existencia la vivimos imitando, imitamos a nuestros padres, vecinos, maestros, amigos. Comemos lo que los demás piden en los restaurante, porque intuimos por referencia que si a el o a ella les gusta esa comida, a mi también me ha de gusta; soñamos con tener carros de renombre, caros de lujo, aunque sean limitados funcionalmente, pero nos gustan, pensamos que es por su belleza, pero no es así, “es porque la referencia" que tenemos de esos modelos en particular.

 Nos impulsa lo que hemos oído de ellos, la publicidad, las persona que los adquieren, que son generalmente altos ejecutivos, magnates y adinerados.  Pensamos que nosotros también deberíamos merecer uno, y no usarlo tanto como medio de trasporte, sino como símbolo de estatus y de prestigio. Si logramos adquirir uno, automáticamente nos convertimos en referencia para otros.  Porque anhélanos lo que otros tienen, su profesión, su trabajo, su estilo de vida, su casa. Son los marcos de referencia los que nos ayudad a elegimos nuestra profesión. Tenemos que tener una referencia para poder partir hacia un determinado objetivo y alcanzarlo. Gran parte de las funciones, acciones, ideas, principios y deseos son adquiridos en la observación y el aprendizaje. Aprendemos observando a otros.

Una norma de conducta dada a un individuo como imposible puede ser considerada fácil para otro. Los seres humanos rara vez alcanzan una meta si la consideran imposible. Las limitaciones de una persona están delineadas por su propia concepción real o ficticia de las cosas. La capacidad de cualquier persona esta limitado por el  pensamiento de su propio alcance, independientemente de su capacidad innata o verdadera. Si una persona piensa profundamente que algo es imposible para ella o para el, (aunque no los sea) lo será, porque somos presa de nuestro propio esquema mental y de nuestros paradigmas.
La imposibilidad no existe para los que se atreven, para los sueñan, para los que se arriesgan, para los que no se conforma con menos de lo que merece, para los que creen que nada es imposible para Dios.